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Nueva Versión Internacional
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|2 Reyes 23:9|
Aunque los sacerdotes que habían servido en los altares paganos no podían ministrar en el altar del SEÑOR en Jerusalén, participaban de las comidas sagradas junto con los otros sacerdotes. 74
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|2 Reyes 23:10|
El rey eliminó el santuario llamado Tofet, que estaba en el valle de Ben Hinón, para que nadie sacrificara en el fuego a su hijo o hija en honor de Moloc.
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|2 Reyes 23:11|
Se llevó los caballos que los reyes de Judá habían consagrado al sol y que se habían puesto en la entrada al templo del SEÑOR, junto a la habitación de Natán Mélec, el eunuco encargado del recinto. Josías también quemó los carros consagrados al sol.
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|2 Reyes 23:12|
Además, el rey derribó los altares que los reyes de Judá habían erigido en la azotea de la sala de Acaz, y los que Manasés había erigido en los dos atrios del templo del SEÑOR. Los hizo pedazos y echó los escombros en el arroyo de Cedrón.
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|2 Reyes 23:13|
Eliminó los altares paganos que había al este de Jerusalén, en el lado sur de la Colina de la Destrucción, 75 los cuales Salomón, rey de Israel, había construido para Astarté, la despreciable diosa de los sidonios, para Quemós, el detestable dios de los moabitas, y para Moloc, 76 el abominable dios de los amonitas.
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|2 Reyes 23:14|
Josías hizo pedazos las piedras sagradas y las imágenes de la diosa Aserá, y llenó con huesos humanos los lugares donde se habían erigido.
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|2 Reyes 23:15|
Derribó también el altar de Betel y el santuario pagano construidos por Jeroboán hijo de Nabat, que hizo pecar a Israel. Además, quemó el santuario pagano hasta convertirlo en cenizas, y le prendió fuego a la imagen de Aserá.
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|2 Reyes 23:16|
De regreso, al ver los sepulcros que había en la colina, Josías mandó que recogieran los huesos y los quemaran en el altar para profanarlo, cumpliendo así la palabra del SEÑOR que el hombre de Dios había comunicado cuando anunció estas cosas.
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|2 Reyes 23:17|
Luego el rey preguntó: ―¿De quién es ese monumento que veo allá? Y los habitantes de la ciudad le contestaron: ―Es el sepulcro del hombre de Dios que vino desde Judá, y que pronunció contra el altar de Betel lo que Su Majestad acaba de hacer.
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|2 Reyes 23:18|
―Déjenlo, pues —replicó el rey—; que nadie mueva sus huesos. Fue así como se conservaron sus huesos junto con los del profeta que había venido de Samaria.
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Sugerencias
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