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Nueva Versión Internacional
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|Daniel 10:3|
En todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé carne ni vino, ni usé ningún perfume.
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|Daniel 10:4|
El día veinticuatro del mes primero, mientras me encontraba yo a la orilla del gran río Tigris,
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|Daniel 10:5|
levanté los ojos y vi ante mí a un hombre vestido de lino, con un cinturón del oro más refinado.
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|Daniel 10:6|
Su cuerpo brillaba como el topacio, y su rostro resplandecía como el relámpago; sus ojos eran dos antorchas encendidas, y sus brazos y piernas parecían de bronce bruñido; su voz resonaba como el eco de una multitud.
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|Daniel 10:7|
»Yo, Daniel, fui el único que tuvo esta visión. Los que estaban conmigo, aunque no vieron nada, se asustaron y corrieron a esconderse.
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|Daniel 10:8|
Nadie se quedó conmigo cuando tuve esta gran visión. Las fuerzas me abandonaron, palideció mi rostro, y me sentí totalmente desvalido.
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|Daniel 10:9|
Fue entonces cuando oí que aquel hombre me hablaba. Mientras lo oía, caí en un profundo sueño, de cara al suelo.
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10
|Daniel 10:10|
En ese momento una mano me agarró, me puso sobre mis manos y rodillas,
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|Daniel 10:11|
y me dijo: “Levántate, Daniel, pues he sido enviado a verte. Tú eres muy apreciado, así que presta atención a lo que voy a decirte”. »En cuanto aquel hombre me habló, tembloroso me puse de pie.
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|Daniel 10:12|
Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel. Tu petición fue escuchada desde el primer día en que te propusiste ganar entendimiento y humillarte ante tu Dios. En respuesta a ella estoy aquí.
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Sugerencias
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