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Reina Valera (1960)
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1
|Hebreos 12:1|
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
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2
|Hebreos 12:2|
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
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3
|Hebreos 12:3|
Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
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4
|Hebreos 12:4|
Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
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5
|Hebreos 12:5|
y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
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6
|Hebreos 12:6|
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.
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7
|Hebreos 12:7|
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
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8
|Hebreos 12:8|
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
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9
|Hebreos 12:9|
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
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10
|Hebreos 12:10|
Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.
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Sugerencias
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