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									 Reina Valera (1960) Reina Valera (1960)
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									14
									 
									 
									|Jeremías 8:14|
									¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.									
     
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									15
									 
									 
									|Jeremías 8:15|
									Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación.									
     
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									16
									 
									 
									|Jeremías 8:16|
									Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella.									
     
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									17
									 
									 
									|Jeremías 8:17|
									Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová.									
     
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									18
									 
									 
									|Jeremías 8:18|
									A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí.									
     
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									19
									 
									 
									|Jeremías 8:19|
									He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas?									
     
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									20
									 
									 
									|Jeremías 8:20|
									Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.									
     
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									21
									 
									 
									|Jeremías 8:21|
									Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.									
     
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									22
									 
									 
									|Jeremías 8:22|
									¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?									
     
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									1
									 
									 
									|Jeremías 9:1|
									¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo!									
     
 
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