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Reina Valera (1960) -
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6
|Ester 8:6|
Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará a mi pueblo? ¿Cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?
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7
|Ester 8:7|
Respondió el rey Asuero a la reina Ester y a Mardoqueo el judío: He aquí yo he dado a Ester la casa de Amán, y a él han colgado en la horca, por cuanto extendió su mano contra los judíos.
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8
|Ester 8:8|
Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado.
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9
|Ester 8:9|
Entonces fueron llamados los escribanos del rey en el mes tercero, que es Siván, a los veintitrés días de ese mes; y se escribió conforme a todo lo que mandó Mardoqueo, a los judíos, y a los sátrapas, los capitanes y los príncipes de las provincias que había desde la India hasta Etiopía, ciento veintisiete provincias; a cada provincia según su escritura, y a cada pueblo conforme a su lengua, a los judíos también conforme a su escritura y lengua.
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10
|Ester 8:10|
Y escribió en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de los repastos reales;
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11
|Ester 8:11|
que el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades, para que se reuniesen y estuviesen a la defensa de su vida, prontos a destruir, y matar, y acabar con toda fuerza armada del pueblo o provincia que viniese contra ellos, y aun sus niños y mujeres, y apoderarse de sus bienes,
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12
|Ester 8:12|
en un mismo día en todas las provincias del rey Asuero, en el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
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|Ester 8:13|
La copia del edicto que había de darse por decreto en cada provincia, para que fuese conocido por todos los pueblos, decía que los judíos estuviesen preparados para aquel día, para vengarse de sus enemigos.
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14
|Ester 8:14|
Los correos, pues, montados en caballos veloces, salieron a toda prisa por la orden del rey; y el edicto fue dado en Susa capital del reino.
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15
|Ester 8:15|
Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de oro, y un manto de lino y púrpura. La ciudad de Susa entonces se alegró y regocijó;
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30 de novembro LAB 700
SEM IDIOTICES!
Gálatas 01-03
“Assim, a lei foi o nosso tutor até Cristo, para que fôssemos justificados pela fé (Gálatas 3:24)”. Como entender este verso? Imagine a cena.
Bem vestida, adornada, maquiada e com o cabelo preparado. A mulher entra na sala de espera, de um ambiente, embora coletivo, altamente requintado. Várias outras estão no recinto, sentadas ou em pé, conversando, lendo ou sem fazer nada, mas todas atentas a tudo que se passa ao redor. Aquela que acaba de chegar passa pelo meio da sala tentando firmar a melhor postura possível, senta-se numa poltrona bem posicionada, cruza as pernas, dá um sorriso para todas.
Incrível! Todas sorriem para ela! E mais incrível ainda, é que os sorrisos continuam. Agora não para ela, mas para baixo, para trás de uma mão que tenta disfarçar e esconder o rosto, para o sorriso de outra amiga que esteja perto, menos para ela... Logo ela percebe: os sorrisos não são para ela, mas sobre ela. “Estão rindo de mim!”, é o apavorante pensamento que lhe sobe à espinha. Puxa o mini vestido em direção ao joelho, olha o busto, arruma o bracelete, joga o cabelo... E os olhares esquisitos em sua direção continuam. “O que será?”. Que perturbador!
A descoberta se lhe sobrevêm de um espelho arrancado da bolsa apressadamente. Ao mirar sua ferramenta do kit de embelezamento, a pecinha de vidro metalizado lhe mostra uma inesperada e incrível mancha no rosto. O nítido, grande e espalhafatoso borrão negro lhe assusta. Enquanto arregala os olhos, dá um suspiro, empina o tórax, e começa a entrar em pânico. “Algo precisa ser feito!”, é o que ela pensa!
Pensa e faz. Rapidamente começa a friccionar o espelho na mancha do rosto, na tentativa de limpá-la. A mancha se espalha ainda mais, passando agora para o espelho, e conseqüentemente para as mãos. Afastando um pouco o espelho, ao mirá-lo, vê mais borrões do que anteriormente. E mais risos, também, podem ser ouvidos. Que desespero! Ela então insiste em esfregar o espelho no rosto, de forma mais forte ainda, com mais velocidade! Mas não consegue entender por quê o espelho não limpa a mancha. Afinal, o espelho não lhe mostrara a mancha?
É assim que fazemos, a cada vez que, ao identificarmos o nosso pecado através do que a lei nos mostra, tentamos usar a lei para nos “redimir”. A Lei de Deus é o espelho (Romanos 3:20; 7:7; Tiago 1:22-25) que nos faz ir até à fonte da Água da Vida (1Coríntios 10:14), que é Jesus. Só Ele, pode lavar-nos, com Seu sangue, e nos deixar totalmente isentos das nossas manchas de pecado. Não sejamos idiotas! Busquemo-Lo!
Valdeci Júnior
Fátima Silva