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Biblia de Jerusalén (1976) -
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|Lamentações 2:9|
= Tet. = Sus puertas en tierra se han hundido, él ha deshecho y roto sus cerrojos; su rey y sus prÃncipes están entre las gentes; ¡ya no hay Ley! Y tampoco sus profetas logran visiones de Yahveh.
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10
|Lamentações 2:10|
= Yod. = En tierra están sentados, en silencio, los ancianos de la hija de Sión; se han echado polvo en su cabeza, se han ceñido de sayal. Inclinan su cabeza hasta la tierra las vÃrgenes de Jerusalén.
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11
|Lamentações 2:11|
= Kaf. = Se agotan de lágrimas mis ojos, las entrañas me hierven, mi hÃgado por tierra se derrama, por el desastre de la hija de mi pueblo, mientras desfallecen niños y lactantes en las plazas de la ciudad.
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|Lamentações 2:12|
= Lámed. = Dicen ellos a sus madres: «¿Dónde hay pan?», mientras caen desfallecidos, como vÃctimas, en las plazas de la ciudad, mientras exhalan el espÃritu en el regazo de sus madres.
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|Lamentações 2:13|
= Mem. = ¿A quién te compararé? ¿A quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿Quién te podrá salvar y consolar, virgen, hija de Sión? Grande como el mar es tu quebranto: ¿quién te podrá curar?
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|Lamentações 2:14|
= Nun. = Tus profetas vieron para ti visiones de falsedad e insipidez. No revelaron tu culpa, para cambiar tu suerte. Oráculos tuvieron para ti de falacia e ilusión.
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15
|Lamentações 2:15|
= Sámek. = Sobre ti baten palmas todos los que pasan de camino; silban y menean la cabeza sobre la hija de Jerusalén. «¿Esa es la ciudad que llamaban la Hermosa, la alegrÃa de toda la tierra?»
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|Lamentações 2:16|
= Pe. = Abren su boca contra ti todos tus enemigos; silban y rechinan de dientes, dicen: «¡Nos la hemos tragado! ¡Ah, éste es el DÃa que esperábamos! 11 Ya lo alcanzamos, ya lo vemos!»
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|Lamentações 2:17|
= Ain. = Yahveh ha hecho lo que habÃa resuelto, ha cumplido su palabra que habÃa empeñado desde antiguo; ha destruido sin piedad; ha hecho alegrarse sobre ti al enemigo, ha exaltado la frente de tus adversarios.
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|Lamentações 2:18|
= Sade. = ¡Clama, pues, al Señor, muralla de la hija de Sión; deja correr a torrentes tus lágrimas, durante dÃa y noche; no te concedas tregua, no cese la niña de tu ojo!
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