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Nueva Versión Internacional -
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|João 11:32|
Cuando MarÃa llegó adonde estaba Jesús y lo vio, se arrojó a sus pies y le dijo: ―Señor, si hubieras estado aquÃ, mi hermano no habrÃa muerto.
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|João 11:33|
Al ver llorar a MarÃa y a los judÃos que la habÃan acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.
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|João 11:34|
―¿Dónde lo han puesto? —preguntó. ―Ven a verlo, Señor —le respondieron.
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|João 11:35|
Jesús lloró.
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|João 11:36|
―¡Miren cuánto lo querÃa! —dijeron los judÃos.
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|João 11:37|
Pero algunos de ellos comentaban: ―Este, que le abrió los ojos al ciego, ¿no podrÃa haber impedido que Lázaro muriera?
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|João 11:38|
Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra.
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|João 11:39|
―Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: ―Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro dÃas allÃ.
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|João 11:40|
―¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
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|João 11:41|
Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo:
―Padre, te doy gracias porque me has escuchado.
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