-
Leia por capítulosComentário sobre a Leitura Bíblica de Hoje
-
Sagradas Escrituras (1569)
-
-
19
|2 Reis 22:19|
y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante del SEÑOR, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que serían asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice el SEÑOR.
-
20
|2 Reis 22:20|
Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y tú serás recogido a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.
-
1
|2 Reis 23:1|
Entonces el rey envió, y juntaron a él todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
-
2
|2 Reis 23:2|
Y subió el rey a la Casa del SEÑOR con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, a oídos de todos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la Casa del SEÑOR.
-
3
|2 Reis 23:3|
Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo alianza delante del SEÑOR, de que irían en pos del SEÑOR, y guardarían sus mandamientos, y sus testimonios, y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras de la alianza que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
-
4
|2 Reis 23:4|
Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, y a los sacerdotes de la segunda orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo del SEÑOR todos los vasos que habían sido hechos para Baal, y para el bosque, y para toda la corte del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo de Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.
-
5
|2 Reis 23:5|
Y quitó a los camoreos, que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol, y a la luna, y a los signos, y a todo el ejército del cielo.
-
6
|2 Reis 23:6|
Hizo también sacar la entalladura del bosque fuera de la Casa del SEÑOR, fuera de Jerusalén, al arroyo de Cedrón, y la quemó en el arroyo de Cedrón, y la tornó en polvo, y echó el polvo de ella sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.
-
7
|2 Reis 23:7|
Asimismo derribó las casas de los sodomitas que estaban en la Casa del SEÑOR, en las cuales tejían las mujeres pabellones para el bosque.
-
8
|2 Reis 23:8|
E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Gabaa hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas y los que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad; y los que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.
-
-
Sugestões
Clique para ler Provérbios 25-27
16 de julho LAB 563
SILENCIOSAS PALAVRAS
Provérbios 25-27
Estamos aqui, mais uma vez, felizes, alegres e empolgados, “juntos”, por dentro da Bíblia: estamos ligados em algo que é comum para nós, em algo que nos leva a um só pensamento, que é justamente o livro no qual nós cremos, a Bíblia, a Palavra de Deus.
Os provérbios que devemos ler hoje são muito interessantes e, para variar, sábios. A palavra dita ao seu tempo, na nossa leitura, diz que é como maçãs de ouro em salvas de prata. Na tradução da Nova Versão Internacional está escrito que “a palavra proferida no tempo certo é como frutas de ouro incrustadas numa escultura, numa moldura, de prata.” Ou seja, palavra certa, na hora certa, não tem dinheiro que paga. E se a palavra é boa quando é dita no tempo certo, então, é óbvio que existe também o tempo do silêncio, tempo em que é melhor não existirem as palavras.
Ao fazermos silêncio, desenvolvemos a capacidade de ouvir. Essa capacidade é tão importante como a de falar.
Isso me lembra uma história do mundo grego antigo. Diz que uma vez, teve um rapaz que pediu para que Sócrates ensinasse a ele tudo o que pudesse sobre oratória. Esse jovem queria aprender a arte de falar bem em público, buscando a ajuda, nada mais nada menos, do filósofo que foi simplesmente um dos maiores pensadores da Grécia antiga. A ele, muito se deve hoje da filosofia ocidental. Esse rapaz que queria ser aluno de Sócrates falava demais. Então, Sócrates exigiu o dobro do preço normal pelas aulas.
O rapaz ficou indignado e perguntou ao mestre:
- Mas por que o senhor está me cobrando o dobro?
Então Sócrates respondeu:
- É porque terei que ensinar a você duas ciências: uma é a que você está me pedindo, que é sobre como falar em público; mas a outra terei que ensinar antes dessa, que é acerca de como refrear a língua. Isso parece fácil: dominar a língua - Sócrates continuou explicando - mas não é. Primeiro, você precisa ser versado em conseguir dominar a língua deixando-a em repouso quando necessário, caso contrário, sofrerá grandes e graves consequências. E o pior, conseguirá gerar muita perturbação.
Essas palavras de Sócrates têm validade até hoje. O livro de Tiago ensina isso no capítulo três. Nossas palavras podem constituir tanto uma fonte de força e encorajamento quanto de fraqueza e desalento; elas podem tanto edificar quanto dilacerar.
Diante disso, o que fazer? Permita que o poder da Palavra de Deus controle sua mente, porque ela é boa. Isso você pode fazer lendo a Bíblia. Ah! E leia em silêncio, ok? Rs rs rs.
Valdeci Júnior
Fátima Silva