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Leia por capítulosComentário sobre a Leitura Bíblica de Hoje
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Sagradas Escrituras (1569)
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1
|2 Reis 7:1|
Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra del SEÑOR: Así dijo el SEÑOR: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seah de cebada un siclo, a la puerta de Samaria.
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2
|2 Reis 7:2|
Y un príncipe sobre cuya mano el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si el SEÑOR hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.
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3
|2 Reis 7:3|
Y había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos?
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4
|2 Reis 7:4|
Si hablaremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasémonos al ejército de los Siros; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos.
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5
|2 Reis 7:5|
Se levantaron, pues, en el principio de la noche, para irse al campamento de los siros; y llegando a las primeras estancias de los siros, no había allí hombre.
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6
|2 Reis 7:6|
Porque el Señor había hecho que en el campamento de los siros se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de grande ejército; y se dijeron los unos a los otros: He aquí el rey de Israel ha pagado contra nosotros a los reyes de los heteos, y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros.
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7
|2 Reis 7:7|
Y así se habían levantado y huido al principio de la noche, dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como se estaba; y habían huido por salvar las vidas.
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8
|2 Reis 7:8|
Y cuando los leprosos llegaron a las primeras estancias, entraron en una tienda, y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata, y oro, y vestido, y fueron, y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron, y escondieron.
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9
|2 Reis 7:9|
Y se dijeron el uno al otro: No hacemos bien; hoy es día de dar la buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta la luz de la mañana, seremos tomados en la maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey.
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10
|2 Reis 7:10|
Y vinieron, y dieron voces a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los siros, y he aquí que no había allí hombre, ni voz de hombre, sino los caballos atados, los asnos atados, y el campamento como se estaba.
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Sugestões
Clique para ler Êxodo 39-40
31 de janeiro LAB 397
HOSPITAL DO SENHOR
Êxodo 39-40
Chegando ao final do livro de “Êxodo”, encontramos a conclusão da construção do tabernáculo e da criação de tudo que iria compô-lo: “E a glória do Senhor enchia o tabernáculo” (Êxodo 40:35). Esse era o lugar da habitação que manifestava visivelmente a Deus.
O tabernáculo não existe mais. Mas o Novo Testamento nos ensina que nosso corpo é o santuário onde Deus quer habitar. O Senhor quer que cada crente seja um templo Seu. A união de todos esses templos formam o corpo de Cristo, que é a igreja cristã. Vamos à igreja para nos reunir como um só corpo, como os israelitas o faziam ao redor do tabernáculo. Portanto, duas coisas nos fazem lembrar daquela tenda no deserto: a pessoa de cada crente e a igreja. São os templos que temos.
Muitos gostam de comparar a igreja com um hospital. Pensando nisso, quero compartilhar um texto - “Hospital do Senhor” - que encontrei na internet, de autor desconhecido, mas muito interessante:
“Fui ao hospital do Senhor fazer um check-up de rotina e constatei que estava doente. Quando Jesus verificou minha pressão, percebeu que estava baixa de ternura e, ao verificar a temperatura, o termômetro registrou 40 graus de egoísmo.
Fiz um eletrocardiograma e foi diagnosticado que necessitava de uma ponte de amor, pois minha artéria estava bloqueada e não estava abastecendo meu coração vazio.
Passei pela ortopedia, pois estava com dificuldade de andar lado a lado com meu irmão. Não conseguia nem mesmo abraçá-lo por ter fraturado o braço, ao tropeçar na minha vaidade.
Na oftalmologia, constatou-se em mim uma miopia, pois não conseguia enxergar além das aparências.
Queixei-me também de não poder ouvir claramente o Doutor, e diagnosticou em mim um bloqueio em decorrência das palavras vazias do dia-a-dia.
Mas a consulta foi boa. Obrigado, doutor Jesus, por não ter me cobrado nada pela consulta, por Sua grande misericórdia. Agora, quero, ao sair daqui, usar somente os remédios naturais que o Senhor me indicou, que estão no Seu evangelho. Deverei tomar, diariamente, ao me levantar, chá de agradecimento; chegando no trabalho, uma colher de sopa de bom dia; e, de hora em hora, um comprimido de paciência, com um copo de humildade. Ao chegar em casa, a dose diária será uma injeção de amor. E, na hora de dormir, duas cápsulas de consciência tranqüila.
Agindo assim, tenho certeza de que não ficarei mais doente e todos os dias serão de confraternização e solidariedade. É... Devo prolongar esse tratamento por toda a minha vida para que quando eu for chamado, possa ser identificado como um filho Seu.
Obrigado Senhor. Quero ser seu eterno cliente. Ajude-me!”
Valdeci Júnior
Fátima Silva