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Biblia Dios Habla Hoy -
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Muerte de David
(1 R 2.10-12)
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|1 Crónicas 29:1|
Después el rey David dijo a toda la asamblea: «Mi hijo Salomón, el único a quien Dios ha escogido, es un muchacho de tierna edad, mientras que la obra es enorme, porque no se trata del palacio para un hombre sino del templo para Dios, el Señor.
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2
|1 Crónicas 29:2|
Con todo esfuerzo he preparado lo necesario para el templo de mi Dios: oro, plata, bronce, hierro y madera respectivamente para cada cosa. Y también cornalina, piedras para engastar, mezcla, piedras para mosaico, toda clase de piedras preciosas y alabastro en abundancia.
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3
|1 Crónicas 29:3|
Pero además de todo lo que ya tengo preparado para el templo, y por el amor que tengo al templo de mi Dios, entrego para el templo el oro y la plata que son de mi propiedad personal:
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4
|1 Crónicas 29:4|
cien mil kilos del oro más fino, doscientos treinta mil kilos de plata refinada para cubrir las paredes de los edificios.
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5
|1 Crónicas 29:5|
Todo el oro y la plata para hacer de uno u otro metal lo que sea necesario, y para todo trabajo que tengan que hacer los artesanos. Y ahora, ¿quién quiere contribuir voluntariamente haciendo un donativo para el Señor?»
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6
|1 Crónicas 29:6|
Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de batallones y de compañías, y los jefes de obras públicas del rey, hicieron donativos voluntarios,
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|1 Crónicas 29:7|
dando para las obras del templo ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, y cerca de seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro.
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|1 Crónicas 29:8|
También los que tenían piedras preciosas las entregaron a la tesorería del templo, que estaba a cargo de Jehiel, descendiente de Guersón.
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|1 Crónicas 29:9|
La gente se alegró de esta generosidad, porque habían dado estas cosas al Señor con toda sinceridad. También el rey David se puso muy contento.
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10
|1 Crónicas 29:10|
Entonces David bendijo al Señor en presencia de toda la asamblea, diciendo: «¡Bendito seas para siempre, Señor, Dios de nuestro padre Israel!
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