-
-
Nueva Versión Internacional
-
-
11
|Eclesiastés 2:11|
Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.
-
12
|Eclesiastés 2:12|
Consideré entonces la sabiduría, la necedad y la insensatez —¿qué más puede hacer el sucesor del rey, aparte de lo ya hecho?—,
-
13
|Eclesiastés 2:13|
y pude observar que hay más provecho en la sabiduría que en la insensatez, así como hay más provecho en la luz que en las tinieblas.
-
14
|Eclesiastés 2:14|
El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras. Pero también me di cuenta de que un mismo final les espera a todos.
-
15
|Eclesiastés 2:15|
Me dije entonces: «Si al fin voy a acabar igual que el necio, ¿de qué me sirve ser tan sabio?» Y concluí que también esto es absurdo,
-
16
|Eclesiastés 2:16|
pues nadie se acuerda jamás del sabio ni del necio; con el paso del tiempo todo cae en el olvido, y lo mismo mueren los sabios que los necios.
-
17
|Eclesiastés 2:17|
Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!
-
18
|Eclesiastés 2:18|
Aborrecí también el haberme afanado tanto en esta vida, pues el fruto de tanto afán tendría que dejárselo a mi sucesor,
-
19
|Eclesiastés 2:19|
y ¿quién sabe si este sería sabio o necio? Sin embargo, se adueñaría de lo que con tantos afanes y sabiduría logré hacer en esta vida. ¡Y también esto es absurdo!
-
20
|Eclesiastés 2:20|
Volví a sentirme descorazonado de haberme afanado tanto en esta vida,
-
-
Sugerencias
Haga clic para leer Deuteronomio 29-31