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Nueva Versión Internacional
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|Lucas 8:41|
En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa,
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|Lucas 8:42|
porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo. Jesús se puso en camino y las multitudes lo apretujaban.
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|Lucas 8:43|
Había entre la gente una mujer que hacía doce años padecía de hemorragias, 50 sin que nadie pudiera sanarla.
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|Lucas 8:44|
Ella se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.
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|Lucas 8:45|
―¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús. Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: ―Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.
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|Lucas 8:46|
―No, alguien me ha tocado —replicó Jesús—;yo sé que de mí ha salido poder.
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|Lucas 8:47|
La mujer, al ver que no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En presencia de toda la gente, contó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.
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|Lucas 8:48|
―Hija, tu fe te ha sanado —le dijo Jesús—.Vete en paz.
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|Lucas 8:49|
Todavía estaba hablando Jesús cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle: ―Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.
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|Lucas 8:50|
Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo:
―No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada.
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Sugerencias
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