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Nueva Versión Internacional
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41
|Marcos 1:41|
Movido a compasión, Jesús extendió la mano y tocó al hombre, diciéndole:
―Sí, quiero. ¡Queda limpio!
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42
|Marcos 1:42|
Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. 5
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43
|Marcos 1:43|
Jesús lo despidió en seguida con una fuerte advertencia:
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44
|Marcos 1:44|
―Mira, no se lo digas a nadie; solo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.
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45
|Marcos 1:45|
Pero él salió y comenzó a hablar sin reserva, divulgando lo sucedido. Como resultado, Jesús ya no podía entrar en ningún pueblo abiertamente, sino que se quedaba afuera, en lugares solitarios. Aun así, gente de todas partes seguía acudiendo a él.
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1
|Marcos 2:1|
Unos días después, cuando Jesús entró de nuevo en Capernaúm, corrió la voz de que estaba en casa.
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2
|Marcos 2:2|
Se aglomeraron tantos que ya no quedaba sitio ni siquiera frente a la puerta mientras él les predicaba la palabra.
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3
|Marcos 2:3|
Entonces llegaron cuatro hombres que le llevaban un paralítico.
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4
|Marcos 2:4|
Como no podían acercarlo a Jesús por causa de la multitud, quitaron parte del techo encima de donde estaba Jesús y, luego de hacer una abertura, bajaron la camilla en la que estaba acostado el paralítico.
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5
|Marcos 2:5|
Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:
―Hijo, tus pecados quedan perdonados.
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Sugerencias
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