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Nueva Versión Internacional
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|Romanos 8:3|
En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, 36 para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana,
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Sugerencias
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