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Reina Valera (1960)
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1
|Eclesiastés 8:1|
¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.
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2
|Eclesiastés 8:2|
Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios.
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3
|Eclesiastés 8:3|
No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere.
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4
|Eclesiastés 8:4|
Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: ¿Qué haces?
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5
|Eclesiastés 8:5|
El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio.
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6
|Eclesiastés 8:6|
Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él;
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7
|Eclesiastés 8:7|
pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?
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8
|Eclesiastés 8:8|
No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee.
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9
|Eclesiastés 8:9|
Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.
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10
|Eclesiastés 8:10|
Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad.
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Sugerencias
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