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   Sagradas Escrituras (1569)									 - 
									
									 
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									33
									 
									 
									|Jeremías 23:33|
									Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote, diciendo: ¿Qué es la carga del SEÑOR? Les dirás: ¿Qué carga? Os dejaré, dijo el SEÑOR.
									
									    
								 
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									34
									 
									 
									|Jeremías 23:34|
									Y el profeta, y el sacerdote, y el pueblo, que dijere: Carga del SEÑOR; yo visitaré sobre tal hombre y sobre su casa.
									
									    
								 
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									35
									 
									 
									|Jeremías 23:35|
									Así diréis cada cual a su compañero, y cada cual a su hermano: ¿Qué respondió el SEÑOR, y qué habló el SEÑOR?
									
									    
								 
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									36
									 
									 
									|Jeremías 23:36|
									Y nunca más os vendrá a la memoria decir: Carga del SEÑOR; porque la palabra de cada uno le será por carga; pues pervertisteis las palabras del Dios viviente, del SEÑOR de los ejércitos, Dios nuestro.
									
									    
								 
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									37
									 
									 
									|Jeremías 23:37|
									Así dirás al profeta: ¿Qué te respondió el SEÑOR, y qué habló el SEÑOR?
									
									    
								 
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									38
									 
									 
									|Jeremías 23:38|
									Mas si dijereis: Carga del SEÑOR; por eso así dijo el SEÑOR: Porque dijisteis esta palabra, Carga del SEÑOR, habiendo enviado a vosotros, diciendo: No digáis, Carga del SEÑOR;
									
									    
								 
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									39
									 
									 
									|Jeremías 23:39|
									por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido, y os arrancaré de mi presencia, y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres;
									
									    
								 
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									40
									 
									 
									|Jeremías 23:40|
									y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y confusiones eternas que nunca las desarraiga el  olvido.
									
									    
								 
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									1
									 
									 
									|Jeremías 24:1|
									Me mostró el SEÑOR, y he aquí dos cestas de higos puestas delante del Templo del SEÑOR, después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a los príncipes de Judá, y a los  artífices y a los ingenieros de Jerusalén, y haberlos llevado a Babilonia.
									
									    
								 
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									2
									 
									 
									|Jeremías 24:2|
									Una cesta tenía  higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía  higos muy malos, que no se podían comer de malos.
									
									    
								 
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Sugerencias
 

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