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Biblia de Jerusalén (1976) -
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1
|1 CorÃntios 4:1|
Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
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2
|1 CorÃntios 4:2|
Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles.
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3
|1 CorÃntios 4:3|
Aunque a mà lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mà mismo!
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4
|1 CorÃntios 4:4|
Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor.
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5
|1 CorÃntios 4:5|
Asà que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda.
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6
|1 CorÃntios 4:6|
En esto, hermanos, me he puesto como ejemplo a mà y a Apolo, en orden a vosotros; para que aprendáis de nosotros aquello de «No propasarse de lo que está escrito» y para que nadie se engrÃa en favor de uno contra otro.
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7
|1 CorÃntios 4:7|
Pues ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?
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8
|1 CorÃntios 4:8|
¡Ya estáis hartos! ¡Ya sois ricos! ¡Os habéis hecho reyes sin nosotros! ¡Y ojalá reinaseis, para que también nosotros reináramos con vosotros!
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9
|1 CorÃntios 4:9|
Porque pienso que a nosotros, los apóstoles, Dios nos ha asignado el último lugar, como condenados a muerte, puestos a modo de espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres.
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10
|1 CorÃntios 4:10|
Nosotros, necios por seguir a Cristo; vosotros, sabios en Cristo. Débiles nosotros; mas vosotros, fuertes. Vosotros llenos de gloria; mas nosotros, despreciados.
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