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Biblia de Jerusalén (1976) -
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|Esdras 9:1|
Concluido esto, se me presentaron los jefes diciendo: «El pueblo de Israel, los sacerdotes y los levitas no se han separado de las gentes del paÃs, hundidas en sus abominaciones - cananeos, hititas, perizitas, jebuseos, ammonitas, moabitas, egipcios y amorreos -,
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|Esdras 9:2|
sino que han tomado para ellos y para sus hijos mujeres de entre las hijas de ellos: la raza santa se ha mezclado con las gentes del paÃs; los jefes y los consejeros han sido los primeros en esta rebeldÃa.»
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|Esdras 9:3|
Al oÃr esto rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué los pelos de la cabeza y de la barba, y me senté desolado.
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4
|Esdras 9:4|
Todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel se reunieron en torno a mÃ, a causa de esta rebeldÃa de los deportados. Yo permanecà sentado, desolado, hasta la oblación de la tarde.
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5
|Esdras 9:5|
A la hora de la oblación de la tarde salà de mi postración y, con las vestiduras y el manto rasgados, caà de rodillas, extendà las manos hacia Yahveh mi Dios,
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6
|Esdras 9:6|
y dije: «Dios mÃo, harta vergüenza y confusión tengo para levantar mi rostro hacia ti, Dios mÃo. Porque nuestros crÃmenes se han multiplicado hasta sobrepasar nuestra cabeza, y nuestro delito ha crecido hasta el cielo.
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7
|Esdras 9:7|
Desde los dÃas de nuestros padres hasta el dÃa de hoy nos hemos hecho muy culpables: por nuestros crÃmenes fuimos entregados, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, en manos de los reyes de los paÃses, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, como todavÃa hoy sucede.
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8
|Esdras 9:8|
Mas ahora, en un instante, Yahveh nuestro Dios nos ha concedido la gracia de dejarnos un Resto y de darnos una liberación en su lugar santo: nuestro Dios ha iluminado asà nuestros ojos y nos ha reanimado en medio de nuestra esclavitud.
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9
|Esdras 9:9|
Porque esclavos fuimos nosotros, pero en nuestra esclavitud nuestro Dios no nos ha abandonado; nos ha granjeado el favor de los reyes de Persia, dándonos ánimos para levantar de nuevo la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y procurándonos un valladar seguro en Judá y Jerusalén.
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10
|Esdras 9:10|
Pero ahora, Dios nuestro, ¿qué vamos a decir, si, después de todo esto, hemos abandonado tus mandamientos,
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