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Reina Valera (1960) -
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|Atos 4:2|
resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos.
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|Atos 4:3|
Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el dÃa siguiente, porque era ya tarde.
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|Atos 4:4|
Pero muchos de los que habÃan oÃdo la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.
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|Atos 4:5|
Aconteció al dÃa siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas,
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|Atos 4:6|
y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes;
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|Atos 4:7|
y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?
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|Atos 4:8|
Entonces Pedro, lleno del EspÃritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel:
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|Atos 4:9|
Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado,
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|Atos 4:10|
sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.
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|Atos 4:11|
Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.
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