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Reina Valera (1909) -
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1
|Atos 28:1|
Y CUANDO escapamos, entonces supimos que la isla se llamaba Melita.
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|Atos 28:2|
Y los bárbaros nos mostraron no poca humanidad; porque, encendido un fuego, nos recibieron á todos, á causa de la lluvia que venÃa, y del frÃo.
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3
|Atos 28:3|
Entonces habiendo Pablo recogido algunos sarmientos, y puéstolos en el fuego, una vÃbora, huyendo del calor, le acometió á la mano.
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4
|Atos 28:4|
Y como los bárbaros vieron la vÃbora colgando de su mano, decÃan los unos á los otros: Ciertamente este hombre es homicida, á quien, escapado de la mar, la justicia no deja vivir.
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5
|Atos 28:5|
Mas él, sacudiendo la vÃbora en el fuego, ningún mal padeció.
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6
|Atos 28:6|
Empero ellos estaban esperando cuándo se habÃa de hinchar, ó caer muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venÃa, mudados, decÃan que era un dios.
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7
|Atos 28:7|
En aquellos lugares habÃa heredades del principal de la isla, llamado Publio, el cual nos recibió y hospedó tres dÃas humanamente.
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8
|Atos 28:8|
Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebres y de disenterÃa: al cual Pablo entró, y después de haber orado, le puso las manos encima, y le sanó:
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|Atos 28:9|
Y esto hecho, también otros que en la isla tenÃan enfermedades, llegaban, y eran sanados:
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10
|Atos 28:10|
Los cuales también nos honraron con muchos obsequios; y cuando partimos, nos cargaron de las cosas necesarias.
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