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Biblia de Jerusalén (1976)
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|Juan 11:31|
Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
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|Juan 11:32|
Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»
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33
|Juan 11:33|
Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó
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|Juan 11:34|
y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.»
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|Juan 11:35|
Jesús se echó a llorar.
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36
|Juan 11:36|
Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.»
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37
|Juan 11:37|
Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
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38
|Juan 11:38|
Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
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39
|Juan 11:39|
Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
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40
|Juan 11:40|
Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?»
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Sugerencias
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