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Biblia de Jerusalén (1976) -
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|Zacarías 8:11|
Pero ahora ya no soy yo para el Resto de este pueblo como en días pasados, oráculo de Yahveh Sebaot.
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|Zacarías 8:12|
Porque hay simiente de paz: la vid dará su fruto, la tierra dará su producto y los cielos darán su rocío; yo daré en posesión al Resto de este pueblo todas estas cosas.
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|Zacarías 8:13|
Y sucederá que así como habéis sido maldición entre las naciones, casa de Judá y casa de Israel, así os salvaré yo, y seréis bendición; ¡no tengáis miedo, y que se reafirmen vuestras manos!
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|Zacarías 8:14|
Pues así dice Yahveh Sebaot: Como yo había decidido haceros mal, cuando me irritaron vuestros padres - dice Yahveh Sebaot - y no me arrepentí de ello,
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|Zacarías 8:15|
así en cambio he decidido en estos días hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá: ¡no temáis!
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|Zacarías 8:16|
He aquí las cosas que debéis hacer: Decid verdad unos a otros; juicio de paz juzgad en vuestras puertas;
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|Zacarías 8:17|
mal unos contra otros no meditéis en vuestro corazón, y juramento falso no améis, porque todas estas cosas las odio yo, oráculo de Yahveh.
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|Zacarías 8:18|
La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
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|Zacarías 8:19|
«Así dice Yahveh Sebaot: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo se convertirán para la casa de Judá en regocijo, alegría y faustas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.»
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|Zacarías 8:20|
Así dice Yahveh Sebaot: Todavía habrá pueblos que vengan, y habitantes de grandes ciudades.
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Sugerencias
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