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Biblia de Jerusalén (1976)
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|1 Reyes 8:51|
porque son tu pueblo y tu heredad, los que sacaste de Egipto, de en medio del crisol del hierro.
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|1 Reyes 8:52|
«Que tus ojos estén abiertos a las súplicas de tu siervo y a la súplica de tu pueblo Israel, para escuchar todos sus clamores hacia ti.
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|1 Reyes 8:53|
Porque tú los separaste para ti como herencia tuya de entre todos los pueblos de la tierra, como dijiste por boca de Moisés tu siervo cuando sacaste a nuestros padres de Egipto, Señor Yahveh.»
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|1 Reyes 8:54|
Cuando Salomón acabó de dirigir a Yahveh toda esta plegaria y esta súplica, se levantó de delante del altar de Yahveh, del lugar donde se había arrodillado con las manos extendidas hacia el cielo,
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|1 Reyes 8:55|
y se puso de pie para bendecir a toda la asamblea de Israel, diciendo en alta voz:
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|1 Reyes 8:56|
«Bendito sea Yahveh que ha dado reposo a su pueblo Israel, según todas sus promesas; no ha fallado ninguna de las palabras de bien que dijo por boca de Moisés su siervo.
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|1 Reyes 8:57|
Que Yahveh, nuestro Dios, esté con nosotros como estuvo con nuestros padres, que no nos abandone ni nos rechace.
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|1 Reyes 8:58|
Que incline nuestros corazones hacia él para que andemos según todos sus caminos y guardemos todos los mandamientos, los decretos y las sentencias que ordenó a nuestros padres.
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|1 Reyes 8:59|
Que estas palabras con que he suplicado ante Yahveh permanezcan día y noche junto a Yahveh, nuestro Dios, para que dé lo justo a su siervo y justicia a su pueblo Israel, según las necesidades de cada día,
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|1 Reyes 8:60|
para que todos los pueblos de la tierra sepan que Yahveh es Dios y no hay otro,
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Sugerencias
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