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Biblia de Jerusalén (1976)
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|Lucas 7:31|
«¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?
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|Lucas 7:32|
Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: “Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado.”
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33
|Lucas 7:33|
«Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: “Demonio tiene.”
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|Lucas 7:34|
Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.”
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|Lucas 7:35|
Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.»
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|Lucas 7:36|
Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.
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|Lucas 7:37|
Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,
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|Lucas 7:38|
y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
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|Lucas 7:39|
Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»
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|Lucas 7:40|
Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.»
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Sugerencias
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