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Biblia de Jerusalén (1976)
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|Marcos 14:35|
Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora.
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36
|Marcos 14:36|
Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
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37
|Marcos 14:37|
Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón, ¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?
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|Marcos 14:38|
Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»
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39
|Marcos 14:39|
Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.
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40
|Marcos 14:40|
Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle.
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41
|Marcos 14:41|
Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
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42
|Marcos 14:42|
¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»
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43
|Marcos 14:43|
Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
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44
|Marcos 14:44|
El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.»
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Sugerencias
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