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Nueva Versión Internacional -
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|Neemias 1:11|
SEÑOR, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor del rey». En aquel tiempo yo era copero del rey.
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|Neemias 2:1|
Un dÃa, en el mes de
nisán del año veinte del reinado de Artajerjes, al ofrecerle vino al rey, como él nunca antes me habÃa visto triste,
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|Neemias 2:2|
me preguntó: ―¿Por qué estás triste? No me parece que estés enfermo, asà que debe haber algo que te está causando dolor. Yo sentà mucho miedo
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|Neemias 2:3|
y le respondÃ: ―¡Que viva Su Majestad para siempre! ¿Cómo no he de estar triste, si la ciudad donde están los sepulcros de mis padres se halla en ruinas, con sus puertas consumidas por el fuego?
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|Neemias 2:4|
―¿Qué quieres que haga? —replicó el rey. Encomendándome al Dios del cielo,
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|Neemias 2:5|
le respondÃ: ―Si a Su Majestad le parece bien, y si este siervo suyo es digno de su favor, le ruego que me envÃe a Judá para reedificar la ciudad donde están los sepulcros de mis padres.
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|Neemias 2:6|
―¿Cuánto durará tu viaje? ¿Cuándo regresarás? —me preguntó el rey, que tenÃa a la reina sentada a su lado. En cuanto le propuse un plazo, el rey aceptó enviarme.
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|Neemias 2:7|
Entonces añadÃ: ―Si a Su Majestad le parece bien, le ruego que envÃe cartas a los gobernadores del oeste del rÃo Éufrates para que me den vÃa libre y yo pueda llegar a Judá;
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|Neemias 2:8|
y por favor ordene a su guardabosques Asaf que me dé madera para reparar las puertas de la ciudadela del templo, la muralla de la ciudad y la casa donde he de vivir. El rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando a mi favor.
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|Neemias 2:9|
Cuando me presenté ante los gobernadores del oeste del rÃo Éufrates, les entregué las cartas del rey. Además el rey habÃa ordenado que me escoltaran su caballerÃa y sus capitanes.
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