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 Leer por capítulos:
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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									21
									 
									 
									|1 Samuel 1:21|
									Subió el marido Elcaná con toda su familia, para ofrecer a Yahveh el sacrificio anual y cumplir su voto,									
     
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									22
									 
									 
									|1 Samuel 1:22|
									pero Ana no subió, porque dijo a su marido: «Cuando el niño haya sido destetado, entonces le llevaré, será presentado a Yahveh y se quedará allí para siempre.»									
     
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									23
									 
									 
									|1 Samuel 1:23|
									Elcaná, su marido, le respondió: «Haz lo que mejor te parezca, y quédate hasta que lo destetes; así Yahveh cumpla su palabra.» Se quedó, pues, la mujer y amamantó a su hijo hasta su destete.									
     
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									24
									 
									 
									|1 Samuel 1:24|
									Cuando lo hubo destetado, lo subió consigo, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, e hizo entrar en la casa de Yahveh, en Silo, al niño todavía muy pequeño.									
     
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									25
									 
									 
									|1 Samuel 1:25|
									Inmolaron el novillo y llevaron el niño a Elí									
     
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									26
									 
									 
									|1 Samuel 1:26|
									y ella dijo: «Óyeme, señor. Por tu vida, señor, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, orando a Yahveh.									
     
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									27
									 
									 
									|1 Samuel 1:27|
									Este niño pedía yo y Yahveh me ha concedido la petición que le hice.									
     
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									28
									 
									 
									|1 Samuel 1:28|
									Ahora yo se lo cedo a Yahveh por todos los días de su vida; está cedido a Yahveh.» Y le dejó allí, a Yahveh.									
     
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									1
									 
									 
									|1 Samuel 2:1|
									Entonces Ana dijo esta oración: «Mi corazón exulta en Yahveh, mi cuerno se levanta en Dios, mi boca se dilata contra mis enemigos, porque me he gozado en tu socorro.									
     
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									2
									 
									 
									|1 Samuel 2:2|
									No hay Santo como Yahveh, (porque nadie fuera de ti), ni roca como nuestro Dios.									
     
 
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