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Leer por capítulos:
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   Biblia de Jerusalén (1976)									 - 
									
									 
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									18
									 
									 
									|Hechos 8:18|
									Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu, les ofreció dinero diciendo:									
									    
								 
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									19
									 
									 
									|Hechos 8:19|
									«Dadme a mí también este poder para que reciba el Espíritu Santo aquel a quien yo imponga las manos.»									
									    
								 
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									20
									 
									 
									|Hechos 8:20|
									Pedro le contestó: «Vaya tu dinero a la perdición y tú con él; pues has pensado que el don de Dios se compra con dinero.									
									    
								 
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									21
									 
									 
									|Hechos 8:21|
									En este asunto no tienes tú parte ni herencia, pues tu corazón no es recto delante de Dios.									
									    
								 
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									22
									 
									 
									|Hechos 8:22|
									Arrepiéntete, pues, de esa tu maldad y ruega al Señor, a ver si se te perdona ese pensamiento de tu corazón;									
									    
								 
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									23
									 
									 
									|Hechos 8:23|
									porque veo que tú estás en hiel de amargura y en ataduras de iniquidad.»									
									    
								 
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									24
									 
									 
									|Hechos 8:24|
									Simón respondió: «Rogad vosotros al Señor por mí, para que no venga sobre mí ninguna de esas cosas que habéis dicho.»									
									    
								 
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									25
									 
									 
									|Hechos 8:25|
									Ellos, después de haber dado testimonio y haber predicado la Palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén evangelizando muchos pueblos samaritanos.									
									    
								 
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									26
									 
									 
									|Hechos 8:26|
									El Ángel del Señor habló a Felipe diciendo: «Levántate y marcha hacia el mediodía por el camino que baja de Jerusalén a Gaza. Es desierto.»									
									    
								 
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									27
									 
									 
									|Hechos 8:27|
									Se levantó y partió. Y he aquí que un etíope eunuco, alto funcionario de Candace, reina de los etíopes, que estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a adorar en Jerusalén,									
									    
								 
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Sugerencias
 

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