- 
			
				
 Leer por capítulos:
 - 
									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
- 
									  
 - 
									
									25
									 
									 
									|Hechos 26:25|
									Pablo contestó: «No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo cosas verdaderas y sensatas.									
     
 - 
									
									26
									 
									 
									|Hechos 26:26|
									Bien enterado está de estas cosas el rey, ante quien hablo con confianza; no creo que se le oculte nada, pues no han pasado en un rincón.									
     
 - 
									
									27
									 
									 
									|Hechos 26:27|
									¿Crees, rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees.»									
     
 - 
									
									28
									 
									 
									|Hechos 26:28|
									Agripa contestó a Pablo: «Por poco, con tus argumentos, haces de mí un cristiano.»									
     
 - 
									
									29
									 
									 
									|Hechos 26:29|
									Y Pablo replicó: «Quiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino todos los que me escuchan hoy, llegaran a ser tales como yo soy, a excepción de estas cadenas.»									
     
 - 
									
									30
									 
									 
									|Hechos 26:30|
									El rey, el procurador, Berenice y los que con ellos estaban sentados se levantaron,									
     
 - 
									
									31
									 
									 
									|Hechos 26:31|
									y mientras se retiraban iban diciéndose unos a otros: «Este hombre no ha hecho nada digno de muerte o de prisión.»									
     
 - 
									
									32
									 
									 
									|Hechos 26:32|
									Agripa dijo a Festo: «Podía ser puesto en libertad este hombre si no hubiera apelado al César.»									
     
 - 
									
									1
									 
									 
									|Hechos 27:1|
									Cuando se decidió que nos embarcásemos rumbo a Italia, fueron confiados Pablo y algunos otros prisioneros a un centurión de la cohorte Augusta, llamado Julio.									
     
 - 
									
									2
									 
									 
									|Hechos 27:2|
									Subimos a una nave de Adramitio, que iba a partir hacia las costas de Asia, y nos hicimos a la mar. Estaba con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.									
     
 
- 
									
- 
				- Sugerencias 
 

Haga clic para leer Juan 7-8