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Biblia de Jerusalén (1976) -
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|Génesis 30:31|
Dijo Labán: «¿Qué he de darte?» Respondió Jacob: «No me des nada. Si haces por mí esta, volveré a apacentar tu rebaño. Fíjate bien:
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|Génesis 30:32|
Voy a desfilar hoy con todo tu rebaño. Aparta toda oveja negra y las cabras pintas y manchadas, y eso será mi paga,
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|Génesis 30:33|
y la garantía de mi honradez el día de mañana. Cuando te presente a controlar mi paga, todo lo que no fuere pinto y manchado entre las cabras y negro entre los corderos, será lo que he robado.»
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|Génesis 30:34|
Dijo Labán: «Bien, sea como dices.»
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|Génesis 30:35|
Y aquel mismo día apartó los machos cabríos listados y manchados, todo lo que tenía en sí algo de blanco, así como todo lo negro entre las ovejas, y lo confió a sus hijos,
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|Génesis 30:36|
interponiendo tres jornadas de camino entre él y Jacob. Este último apacentaba el resto del rebaño de Labán.
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|Génesis 30:37|
Entonces Jacob se procuró unas vares verdes de álamo, de almendro y de plátano, y labró en ellas unas muescas blancas, dejando al descubierto lo blanco de las varas,
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|Génesis 30:38|
e hincó las varas así labradas en las pilas o abrevaderos a donde venían las reses a beber, justo delante de las reses, con lo que éstas se calentaban al acercarse a beber.
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|Génesis 30:39|
O sea, que se calentaban a la vista de las varas, y así parían crías listadas, pintas o manchadas.
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|Génesis 30:40|
Luego separó Jacob los machos, echándolos a lo listado y negro que ahora había en el rebaño de Labán, y así se fue formando unos hatajos propios, que no mezclaba con el rebaño de Labán.
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