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 Leer por capítulos:
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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									1
									 
									 
									|Levítico 21:1|
									Dijo Yahveh a Moisés: Habla a los sacerdotes, hijos de Aarón, y diles: Nadie se haga impuro por el cadáver de alguno de los suyos,									
     
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									2
									 
									 
									|Levítico 21:2|
									como no sea pariente cercano suyo: la madre, el padre, el hijo, la hija, el hermano,									
     
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									3
									 
									 
									|Levítico 21:3|
									una hermana virgen, que viva con él y no haya sido desposada aún; por ella puede hacerse impuro.									
     
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									4
									 
									 
									|Levítico 21:4|
									Pues no debe hacerse impuro, siendo señor entre los suyos; se profanaría.									
     
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									5
									 
									 
									|Levítico 21:5|
									Los sacerdotes no se raparán la cabeza, ni se cortarán los bordes de la barba, ni se harán incisiones en su cuerpo.									
     
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									6
									 
									 
									|Levítico 21:6|
									Santos han de ser para su Dios y no profanarán el nombre de su Dios, pues son ellos los que presentan los manjares que se han de abrasar para Yahveh, el alimento de su Dios; han de ser santos.									
     
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									7
									 
									 
									|Levítico 21:7|
									No tomarán por esposa a una mujer prostituta ni profanada, ni tampoco una mujer repudiada por su marido; pues el sacerdote está consagrado a su Dios.									
     
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									8
									 
									 
									|Levítico 21:8|
									Le tendrás por santo, porque él es quien presenta el alimento de tu Dios; por tanto será santo para ti, pues santo soy yo, Yahveh, el que os santifico.									
     
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									9
									 
									 
									|Levítico 21:9|
									Si la hija de un sacerdote prostituyéndose se profana, a su padre profana; será quemada.									
     
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									10
									 
									 
									|Levítico 21:10|
									El sumo sacerdote, superior a sus hermanos, sobre cuya cabeza fue derramado el óleo de la unción y que recibió la investidura para vestir los ornamentos, no llevará desgreñada su cabellera ni rasgará sus vestidos,									
     
 
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