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Biblia de Jerusalén (1976) -
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1
|2 Corintios 10:1|
Soy yo, Pablo en persona, quien os suplica por la mansedumbre y la benignidad de Cristo, yo tan humilde cara a cara entre vosotros, y tan atrevido con vosotros desde lejos.
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2
|2 Corintios 10:2|
Os ruego que no tenga que mostrarme atrevido en presencia vuestra, con esa audacia con que pienso atreverme contra algunos que consideran procedemos según la carne.
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3
|2 Corintios 10:3|
Pues aunque vivimos en la carne no combatimos según la carne.
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4
|2 Corintios 10:4|
¡No!, las armas de nuestro combate no son carnales, antes bien, para la causa de Dios, son capaces de arrasar fortalezas. Deshacemos sofismas
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5
|2 Corintios 10:5|
y toda altanería que se subleva contra el conocimiento de Dios y reducimos a cautiverio todo entendimiento para obediencia de Cristo.
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6
|2 Corintios 10:6|
Y estamos dispuestos a castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea perfecta.
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7
|2 Corintios 10:7|
¡Mirad cara a cara! Si alguien cree ser de Cristo, considere una vez más dentro de sí mismo esto: si él es de Cristo, también lo somos nosotros.
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8
|2 Corintios 10:8|
Y aun cuando me gloriara excediéndome algo, respecto de ese poder nuestro que el Señor nos dio para edificación vuestra y no para ruina, no me avergonzaría.
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9
|2 Corintios 10:9|
Pues no quiero aparecer como que os atemorizo con mis cartas.
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10
|2 Corintios 10:10|
Porque se dice que las cartas son severas y fuertes, mientras que la presencia del cuerpo es pobre y la palabra despreciable.
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Sugerencias
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