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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									6
									 
									 
									|Ester 7:6|
									Respondió Ester: «¡El perseguidor y enemigo es Amán, ese miserable!» Amán quedó aterrado en presencia del rey y de la reina.									
     
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									7
									 
									 
									|Ester 7:7|
									El rey se levantó, lleno de ira, del banquete y se fue al jardín del palacio; Amán, se quedó junto a la reina Ester, para suplicarle por su vida, porque comprendía que, de parte del rey, se le venía encima la perdición.									
     
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									8
									 
									 
									|Ester 7:8|
									Cuando el rey volvió del jardín de palacio a la sala del banquete, Amán se había dejado caer sobre el lecho de Ester. El rey exclamó: «¿Es que incluso en mi propio palacio quiere hacer violencia a la reina?» Dio el rey una orden y cubrieron el rostro de Amán.									
     
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									9
									 
									 
									|Ester 7:9|
									Jarboná, uno de los eunucos que estaban ante el rey, sugirió: «Precisamente, la horca que Amán había destinado para Mardoqueo, aquel cuyo informe fue tan útil al rey, está preparada en casa de Amán, y tiene cincuenta codos de altura.» Dijo el rey: «¡Colgadle de ella!»									
     
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									10
									 
									 
									|Ester 7:10|
									Colgaron a Amán de la horca que había levantado para Mardoqueo, y se aplacó la ira del rey.									
     
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									1
									 
									 
									|Ester 8:1|
									Aquel mismo día, el rey Asuero entregó a la reina Ester la hacienda de Amán, el enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester le hizo saber lo que él había sido para ella.									
     
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									2
									 
									 
									|Ester 8:2|
									El rey se sacó el anillo que había mandado quitar a Amán y se lo entregó a Mardoqueo, a quien Ester encargó de la hacienda de Amán.									
     
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									3
									 
									 
									|Ester 8:3|
									Ester volvió a suplicar al rey, cayendo a sus pies, llorando y ganando su benevolencia, que anulara la maldad de Amán, el de Agag, y los proyectos que había concebido contra los judíos.									
     
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									4
									 
									 
									|Ester 8:4|
									Extendió el rey el cetro de oro y tocó a Ester, que se puso en pie en presencia del rey.									
     
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									5
									 
									 
									|Ester 8:5|
									Dijo ella: «Si al rey le parece bien, y si he hallado gracia a sus ojos, si la petición le parece justa al rey y yo misma soy grata a sus ojos, que se escriba para revocar los decretos escritos por Amán, hijo de Hamdatá, de Agag, y maquinados para hacer perecer a los judíos de todas las provincias del rey.									
     
 
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