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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									31
									 
									 
									|Ezequiel 23:31|
									Has imitado la conducta de tu hermana, y yo pondré su cáliz en tu mano.									
     
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									32
									 
									 
									|Ezequiel 23:32|
									Así dice el Señor Yahveh: Beberás el cáliz de tu hermana, cáliz ancho y profundo, que servirá de burla e irrisión, tan grande es su cabida. 									
     
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									33
									 
									 
									|Ezequiel 23:33|
									Te empaparás de embriaguez y de aflicción. Cáliz de desolación y de angustia, el cáliz de tu hermana Samaria. 									
     
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									34
									 
									 
									|Ezequiel 23:34|
									Lo beberás, lo apurarás; roerás hasta los cascotes, y te desgarrarás el seno. Porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh.									
     
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									35
									 
									 
									|Ezequiel 23:35|
									Por eso, así dice el Señor Yahveh: Puesto que me has olvidado y me has arrojado a tus espaldas, carga tú también con tu inmoralidad y tus prostituciones.									
     
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									36
									 
									 
									|Ezequiel 23:36|
									Después, Yahveh me dijo: Hijo de hombre, ¿vas a juzgar a Oholá y Oholibá? Repróchales sus abominaciones.									
     
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									37
									 
									 
									|Ezequiel 23:37|
									Han cometido adulterio, están ensangrentadas sus manos, han cometido adulterio con sus basuras, y hasta a sus hijos, que me habían dado a luz, los han hecho pasar por el fuego como alimento para ellas.									
     
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									38
									 
									 
									|Ezequiel 23:38|
									Han llegado a hacerme hasta esto: han contaminado mi santuario en este día y han profanado mis sábados;									
     
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									39
									 
									 
									|Ezequiel 23:39|
									después de haber inmolado sus hijos a sus basuras, el mismo día, han entrado en mi santuario para profanarlo. Esto es lo que han hecho en mi propia casa.									
     
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									40
									 
									 
									|Ezequiel 23:40|
									Más aún, mandaron en busca de hombres que vinieran de lejos, enviándoles un mensajero, y cuando vinieron te bañaste, te pintaste los ojos y te pusiste las joyas;									
     
 
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