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Biblia de Jerusalén (1976)
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19
|Hebreos 9:19|
Pues Moisés, después de haber leído a todo el pueblo todos los preceptos según la Ley, tomó la sangre de los novillos y machos cabríos con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo
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20
|Hebreos 9:20|
diciendo: = Esta es la sangre de la Alianza que Dios ha ordenado para vosotros. =
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21
|Hebreos 9:21|
Igualmente roció con sangre la Tienda y todos los objetos del culto;
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22
|Hebreos 9:22|
pues según la Ley, casi todas las cosas han de ser purificadas con sangre, y sin efusión de sangre no hay remisión.
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23
|Hebreos 9:23|
En consecuencia, es necesario, por una parte, que las figuras de las realidades celestiales sean purificadas de esa manera; por otra parte, que también lo sean las realidades celestiales, pero con víctimas más excelentes que aquéllas.
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24
|Hebreos 9:24|
Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro,
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|Hebreos 9:25|
y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre ajena.
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|Hebreos 9:26|
Para ello habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio.
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27
|Hebreos 9:27|
Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio,
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|Hebreos 9:28|
así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez = para quitar los pecados de la multitud, = se aparecerá por segunda vez sin relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación.
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Sugerencias
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