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Biblia de Jerusalén (1976)
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|Lucas 8:41|
Y he aquí que llegó un hombre, llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga, y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba entrara en su casa,
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42
|Lucas 8:42|
porque tenía una sola hija, de unos doce años, que estaba muriéndose. Mientras iba, las gentes le ahogaban.
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43
|Lucas 8:43|
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie,
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|Lucas 8:44|
se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre.
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|Lucas 8:45|
Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen.»
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46
|Lucas 8:46|
Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí.»
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47
|Lucas 8:47|
Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada.
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48
|Lucas 8:48|
El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz.»
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49
|Lucas 8:49|
Estaba todavía hablando, cuando uno de casa del jefe de la sinagoga llega diciendo: «Tu hija está muerta. No molestes ya al Maestro.»
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50
|Lucas 8:50|
Jesús, que lo oyó, le dijo: «No temas; solamente ten fe y se salvará.»
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Sugerencias
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