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Biblia de Jerusalén (1976)
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51
|Lucas 8:51|
Al llegar a la casa, no permitió entrar con él más que a Pedro, Juan y Santiago, al padre y a la madre de la niña.
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52
|Lucas 8:52|
Todos la lloraban y se lamentaban, pero él dijo: «No lloréis, no ha muerto; está dormida.»
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53
|Lucas 8:53|
Y se burlaban de él, pues sabían que estaba muerta.
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54
|Lucas 8:54|
El, tomándola de la mano, dijo en voz alta: «Niña, levántate.»
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55
|Lucas 8:55|
Retornó el espíritu a ella, y al punto se levantó; y él mandó que le dieran a ella de comer.
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56
|Lucas 8:56|
Sus padres quedaron estupefactos, y él les ordenó que a nadie dijeran lo que había pasado.
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Sugerencias
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