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Biblia de Jerusalén (1976)
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33
|Lucas 9:33|
Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía.
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34
|Lucas 9:34|
Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor.
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35
|Lucas 9:35|
Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.»
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36
|Lucas 9:36|
Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
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|Lucas 9:37|
Sucedió que al día siguiente, cuando bajaron del monte, le salió al encuentro mucha gente.
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38
|Lucas 9:38|
En esto, un hombre de entre la gente empezó a gritar: «Maestro, te suplico que mires a mi hijo, porque es el único que tengo,
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39
|Lucas 9:39|
y he aquí que un espíritu se apodera de él y de pronto empieza a dar gritos, le hace retorcerse echando espuma, y difícilmente se aparta de él, dejándole quebrantado.
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40
|Lucas 9:40|
He pedido a tus discípulos que lo expulsaran, pero no han podido.»
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41
|Lucas 9:41|
Respondió Jesús: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros y habré de soportaros? ¡Trae acá a tu hijo!»
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42
|Lucas 9:42|
Cuando se acercaba, el demonio le arrojó por tierra y le agitó violentamente; pero Jesús increpó al espíritu inmundo, curó al niño y lo devolvió a su padre;
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Sugerencias
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