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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									11
									 
									 
									|Romanos 1:11|
									pues ansío veros, a fin de comunicaros algún don espiritual que os fortalezca,									
     
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									12
									 
									 
									|Romanos 1:12|
									o más bien, para sentir entre vosotros el mutuo consuelo de la común fe: la vuestra y la mía.									
     
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									13
									 
									 
									|Romanos 1:13|
									Pues no quiero que ignoréis, hermanos, las muchas veces que me propuse ir a vosotros - pero hasta el presente me he visto impedido - con la intención de recoger también entre vosotros algún fruto, al igual que entre los demás gentiles.									
     
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									14
									 
									 
									|Romanos 1:14|
									Me debo a los griegos y a los bárbaros; a los sabios y a los ignorantes:									
     
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									15
									 
									 
									|Romanos 1:15|
									de ahí mi ansia por llevaros el Evangelio también a vosotros, habitantes de Roma.									
     
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									16
									 
									 
									|Romanos 1:16|
									Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del griego.									
     
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									17
									 
									 
									|Romanos 1:17|
									Porque en él se revela la justicia de Dios, de fe en fe, como dice la Escritura: = El justo vivirá por la fe. =									
     
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									18
									 
									 
									|Romanos 1:18|
									En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia;									
     
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									19
									 
									 
									|Romanos 1:19|
									pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó.									
     
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									20
									 
									 
									|Romanos 1:20|
									Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables;									
     
 
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