-
Leer por capítulos:
-
Biblia de Jerusalén (1976) -
-
11
|Ezequiel 8:11|
Y setenta hombres, de los ancianos de la casa de Israel - uno de ellos era Yazanías, hijo de Safán -, estaban de pie delante de ellos cada uno con su incensario en la mano. Y el perfume de la nube de incienso subía.
-
12
|Ezequiel 8:12|
Me dijo entonces: «¿Has visto, hijo de hombre, lo que hacen en la oscuridad los ancianos de la casa de Israel, cada uno en su estancia adornada de pinturas? Están diciendo: “Yahveh no nos ve, Yahveh ha abandonado esta tierra.”»
-
13
|Ezequiel 8:13|
Y me dijo: «Todavía les verás cometer otras grandes abominaciones.»
-
14
|Ezequiel 8:14|
Me llevó a la entrada del pórtico de la Casa de Yahveh que mira al norte, y vi que allí estaban sentadas las mujeres, plañiendo a Tammuz.
-
15
|Ezequiel 8:15|
Me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que éstas.»
-
16
|Ezequiel 8:16|
Me condujo luego al atrio interior de la Casa de Yahveh. Y he aquí que a la entrada del santuario de Yahveh, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco hombres que, vuelta la espalda al santuario de Yahveh y la cara a oriente, se postraban en dirección a oriente hacia el sol.
-
17
|Ezequiel 8:17|
Y me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? ¿Aún no le bastan a la casa de Judá las abominaciones que cometen aquí, para que llenen también la tierra de violencia y vuelvan a irritarme? Mira cómo se llevan el ramo a la nariz.
-
18
|Ezequiel 8:18|
Pues yo también he de obrar con furor; no tendré una mirada de piedad, no perdonaré. Con voz fuerte gritarán a mis oídos, pero yo no les escucharé.
-
1
|Ezequiel 9:1|
Entonces gritó a mis oídos con voz fuerte: «¡Se acercan los castigos de la ciudad, cada uno con su azote en la mano!»
-
2
|Ezequiel 9:2|
Y en esto vinieron, de la dirección del pórtico superior que mira al norte, seis hombres, cada cual con su azote en la mano. En medio de ellos había un hombre vestido de lino con una cartera de escriba a la cintura. Entraron y se detuvieron ante al altar de bronce.
-
-
Sugerencias
Haga clic para leer 1 Corintios 11-13