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Biblia de Jerusalén (1976) -
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2
|Ezequiel 10:2|
Y dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre las ruedas, debajo de los querubines, toma a manos llenas brasas ardientes de entre los querubines y espárcelas por la ciudad.» Y él entró, ante mis ojos.
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3
|Ezequiel 10:3|
Los querubines estaban parados a la derecha de la Casa cuando el hombre entró, y la nube llenaba el atrio interior.
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4
|Ezequiel 10:4|
La gloria de Yahveh se elevó de encima de los querubines hacia el umbral de la Casa y la Casa se llenó de la nube, mientras el atrio estaba lleno del resplandor de la gloria de Yahveh.
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5
|Ezequiel 10:5|
Y el ruido de las alas de los querubines llegaba hasta el atrio exterior, semejante a la voz del Dios Sadday cuando habla.
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6
|Ezequiel 10:6|
Cuando dio esta orden al hombre vestido de lino: «Toma fuego de en medio de las ruedas, de entre los querubines», el hombre fue y se detuvo junto a la rueda;
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7
|Ezequiel 10:7|
el querubín alargó su mano de entre los querubines hacia el fuego que había en medio de los querubines, lo tomó y lo puso en las manos del hombre vestido de lino. Este lo tomó y salió.
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8
|Ezequiel 10:8|
Entonces apareció en los querubines una especie de mano humana debajo de sus alas.
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9
|Ezequiel 10:9|
Miré: había cuatro ruedas al lado de los querubines, cada rueda junto a cada querubín, y el aspecto de las ruedas era como el destello del crisólito.
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10
|Ezequiel 10:10|
Las cuatro parecían tener la misma forma, como si una rueda estuviese dentro de la otra.
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11
|Ezequiel 10:11|
En su marcha, avanzaban en las cuatro direcciones; no se volvían en su marcha; seguían, en efecto, la dirección del lado adonde miraba la cabeza, y no se volvían en su marcha.
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