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Biblia de Jerusalén (1976) -
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26
|Marcos 2:26|
cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?»
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27
|Marcos 2:27|
Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado.
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28
|Marcos 2:28|
De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado.»
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1
|Marcos 3:1|
Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada.
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2
|Marcos 3:2|
Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.
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3
|Marcos 3:3|
Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.»
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4
|Marcos 3:4|
Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.
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5
|Marcos 3:5|
Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano.
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6
|Marcos 3:6|
En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra él para ver cómo eliminarle.
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7
|Marcos 3:7|
Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea,
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Sugerencias
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