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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									1
									 
									 
									|Isaías 57:1|
									El justo perece, y no hay quien haga caso; los hombres buenos son arrebatados, y no hay quien lo considere. Cuando ante la desgracia es arrebatado el justo, 									
     
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									2
									 
									 
									|Isaías 57:2|
									se va en paz. ¡Descansen en sus lechos todos los que anduvieron en camino recto!									
     
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									3
									 
									 
									|Isaías 57:3|
									Pero vosotros venid acá, hijos de hechicera, raza adúltera que te prostituyes:									
     
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									4
									 
									 
									|Isaías 57:4|
									¿De quién os mofáis? ¿Contra quién abrís la boca y sacáis la lengua? ¿No sois vosotros engendros de pecado, prole bastarda?									
     
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									5
									 
									 
									|Isaías 57:5|
									Los que entráis en calor entre terebintos, bajo cualquier árbol frondoso, degolladores de niños en las torrenteras, debajo de los resquicios de las peñas. 									
     
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									6
									 
									 
									|Isaías 57:6|
									En las piedras lisas del torrente tengas tu parte: ¡ellas, ellas te toquen en suerte! Que también sobre ellas vertiste libaciones, hiciste oblación. ¿Acaso con estas cosas me voy a aplacar? 									
     
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									7
									 
									 
									|Isaías 57:7|
									Sobre montaña alta y empinada pusiste tu lecho. Hasta allí subiste a hacer el sacrificio.									
     
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									8
									 
									 
									|Isaías 57:8|
									Detrás de la puerta y de la jamba pusiste tu memorial. Sí, te desnudaste, subiste, y no conmigo, a tu lecho, y lo extendiste. Llegaste a un acuerdo con aquellos con quienes te plugo acostarte, mirando el monumento.									
     
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									9
									 
									 
									|Isaías 57:9|
									Te has acercado con aceite para Mélek, multiplicaste tus aromas. Enviaste a tus emisarios muy lejos, y los hiciste bajar hasta el seol.									
     
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									10
									 
									 
									|Isaías 57:10|
									De tanto caminar te cansaste, pero sin decir: «Me rindo.» Hallaste el vigor de tu mano, y así no quedaste debilitada.									
     
 
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