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Biblia de Jerusalén (1976)
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20
|Romanos 7:20|
Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí.
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21
|Romanos 7:21|
Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.
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22
|Romanos 7:22|
Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior,
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23
|Romanos 7:23|
pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros.
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24
|Romanos 7:24|
¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?
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25
|Romanos 7:25|
¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor! Así pues, soy yo mismo quien con la razón sirve a la ley de Dios, mas con la carne, a la ley del pecado.
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1
|Romanos 8:1|
Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús.
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2
|Romanos 8:2|
Porque la ley del espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la muerte.
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3
|Romanos 8:3|
Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne,
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4
|Romanos 8:4|
a fin de que la justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según la carne, sino según el espíritu.
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Sugerencias
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