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Biblia de Jerusalén (1976)
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|Romanos 8:25|
Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia.
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|Romanos 8:26|
Y de igual manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables,
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|Romanos 8:27|
y el que escruta los corazones conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión a favor de los santos es según Dios.
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|Romanos 8:28|
Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio.
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|Romanos 8:29|
Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos;
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|Romanos 8:30|
y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó.
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|Romanos 8:31|
Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros?
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|Romanos 8:32|
El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?
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|Romanos 8:33|
¿Quién acusará a los elegidos de Dios? = Dios es quien justifica. =
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|Romanos 8:34|
= ¿Quién condenará? = ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros?
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Sugerencias
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