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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									11
									 
									 
									|Eclesiastés 9:11|
									Vi además que bajo el sol no siempre es de los ligeros el correr ni de los esforzados la pelea; como también hay sabios sin pan, como también discretos sin hacienda, como también hay doctos que no gustan, pues a todos les llega algún mal momento. 									
     
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									12
									 
									 
									|Eclesiastés 9:12|
									Porque, además, el hombre ignora su momento: como peces apresados en la red, como pájaros presos en el cepo, así son tratados los humanos por el infortunio cuando les cae encima de improviso.									
     
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									13
									 
									 
									|Eclesiastés 9:13|
									También he visto otro acierto bajo el sol, y grande, a juicio mío:									
     
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									14
									 
									 
									|Eclesiastés 9:14|
									Una ciudad chiquita, con pocos hombres en ella. Llega un gran rey y le pone cerco, levantando frente a ella empalizadas potentes.									
     
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									15
									 
									 
									|Eclesiastés 9:15|
									Encontrábase allí un hombre pobre y sabio. El pudo haber librado la ciudad gracias a su sabiduría, ¡pero nadie paró mientes en aquel pobre!									
     
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									16
									 
									 
									|Eclesiastés 9:16|
									Y yo me digo: Más vale sabiduría que fuerza; pero la sabiduría del pobre se desprecia y sus palabras no se escuchan. 									
     
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									17
									 
									 
									|Eclesiastés 9:17|
									Mejor se oyen las palabras sosegadas de los sabios que los gritos del soberano de los necios. 									
     
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									18
									 
									 
									|Eclesiastés 9:18|
									Más vale sabiduría que armas de combate, pero un solo yerro echa a perder mucho bueno.									
     
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									1
									 
									 
									|Eclesiastés 10:1|
									Una mosca muerta pudre una copa de ungüento de perfumista; monta más un poco de necedad que sabiduría y honor.									
     
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									2
									 
									 
									|Eclesiastés 10:2|
									El sabio tiene el corazón a la derecha, el necio tiene el corazón a la izquierda.									
     
 
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				- Sugerencias 
 

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