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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									3
									 
									 
									|Eclesiastés 10:3|
									Además, en cualquier camino que tome el necio, su entendimiento no le da de sí y dice de todo el mundo: «Ese es un necio.»									
     
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									4
									 
									 
									|Eclesiastés 10:4|
									Si el enojo del que manda se abate sobre ti, no abandones tu puesto, que la flema libra de graves yerros.									
     
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									5
									 
									 
									|Eclesiastés 10:5|
									Otra calamidad he visto bajo el sol, como error que emana de la autoridad:									
     
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									6
									 
									 
									|Eclesiastés 10:6|
									La necedad elevada a grandes dignidades, mientras ricos se sentaban abajo.									
     
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									7
									 
									 
									|Eclesiastés 10:7|
									He visto siervos a caballo, y príncipes que iban a pie, como los siervos.									
     
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									8
									 
									 
									|Eclesiastés 10:8|
									El que cava la hoya cae en ella, y al que atraviesa el seto le muerde la culebra. 									
     
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									9
									 
									 
									|Eclesiastés 10:9|
									El que saca piedras se lastima con ellas, el que raja maderos puede hacerse daño.									
     
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									10
									 
									 
									|Eclesiastés 10:10|
									Si se embota el hierro y no se afilan sus caras, hay que acrecentar los bríos: también supone ganancia afinar en sabiduría.									
     
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									11
									 
									 
									|Eclesiastés 10:11|
									Si pica culebra por falta de encantamiento no hay ganancia para el encantador.									
     
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									12
									 
									 
									|Eclesiastés 10:12|
									Palabras de boca de sabio agradan, mas los labios del necio a él lo engullen.									
     
 
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				- Sugerencias 
 

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