- 
			
				
 Leer por capítulos:
 - 
									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
- 
									  
 - 
									
									21
									 
									 
									|Jeremías 46:21|
									Asimismo sus mercenarios que había en ella eran como novillos de engorde. Pues también ellos volvieron la cara, huyeron a una, sin pararse, cuando el día de su infortunio les sobrevino, el tiempo de su castigo.									
     
 - 
									
									22
									 
									 
									|Jeremías 46:22|
									Una voz emite como de serpiente que silba, mientras en torno suyo andan y con hachas le acometen, como leñadores. 									
     
 - 
									
									23
									 
									 
									|Jeremías 46:23|
									Talaron su selva - oráculo de Yahveh - porque era impenetrable, pues eran más numerosos que la langosta, y no se les podía contar. 									
     
 - 
									
									24
									 
									 
									|Jeremías 46:24|
									Han puesto en vergüenza a la hija de Egipto: ha sido entregada al pueblo del norte.									
     
 - 
									
									25
									 
									 
									|Jeremías 46:25|
									Dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: He aquí que yo visito a Amón de No, a Faraón y a Egipto y a sus dioses y reyes, a Faraón y a los que confían en él,									
     
 - 
									
									26
									 
									 
									|Jeremías 46:26|
									y los pongo en manos de los que buscan su muerte, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de sus siervos; tras de lo cual será repoblado como antaño - oráculo de Yahveh.									
     
 - 
									
									27
									 
									 
									|Jeremías 46:27|
									Pero tú no temas, siervo mío Jacob, ni desmayes, Israel, pues mira que yo acudo a salvarte desde lejos y a tu linaje del país de su cautiverio; volverá Jacob, se sosegará y estará tranquilo, y no habrá quien le inquiete. 									
     
 - 
									
									28
									 
									 
									|Jeremías 46:28|
									Tú no temas, siervo mío Jacob, - oráculo de Yahveh - que contigo estoy yo, pues acabaré con todas las naciones adonde te empujé, pero contigo no acabaré; aunque sí te corregiré como conviene, ya que impune no te dejaré.									
     
 
- 
									
- 
				- Sugerencias 
 

Haga clic para leer Juan 7-8