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Biblia de Jerusalén (1976) -
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6
|Jeremías 36:6|
Así que, vete tú, y lees en voz alta el rollo en que has apuntado al dictado mío las palabras de Yahveh, a oídos del público de la Casa de Yahveh el día del ayuno, y las lees también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades;
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7
|Jeremías 36:7|
a ver si presentan sus súplicas a Yahveh, y se vuelven cada uno de su mal camino; porque grande es la ira y el furor que ha expresado Yahveh contra este pueblo.»
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8
|Jeremías 36:8|
Hizo Baruc, hijo de Neriyías, conforme a todo cuanto le había mandado el profeta Jeremías, y leyó en el libro las palabras de Yahveh en la Casa de Yahveh.
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9
|Jeremías 36:9|
Precisamente en el año quinto de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, el mes noveno, se proclamaba ayuno general delante de Yahveh, tanto para el pueblo de Jerusalén como para toda la gente venida de las ciudades de Judá a Jerusalén.
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10
|Jeremías 36:10|
Baruc, pues, leyó en el libro las palabras de Jeremías en la Casa de Yahveh, en la cámara de Guemarías, hijo de Safán el escriba, en el patio alto, a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de Yahveh, a oídos de todo el pueblo.
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11
|Jeremías 36:11|
Oye Miqueas, hijo de Guemarías, hijo de Safán, todas las palabras de Yahveh según el libro,
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|Jeremías 36:12|
baja a la casa del rey, al cuarto del escriba, y se encuentra con que allí estaban todos los jefes sentados: el escribano Elisamá, Delaías, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Akbor, Guemarías, hijo de Safán, Sedecías, hijo de Jananías, y todos los demás jefes.
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13
|Jeremías 36:13|
Y Miqueas declaró todas las palabras que había oído leer a Baruc en el libro a oídos del pueblo.
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14
|Jeremías 36:14|
Entonces todos los jefes enviaron a Yehudí, hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Kusí a decir a Baruc: «Toma en tus propias manos el rollo en el que has leído en voz alta al pueblo y vente.» Baruc, hijo de Neriyías, tomó el rollo en sus manos y se dirigió adonde ellos.
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15
|Jeremías 36:15|
Dícenle: «Ea, siéntate y ten a bien leérnoslo a nosotros.» Y Baruc se lo leyó.
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Sugerencias
Haga clic para leer Ezequiel 45-48