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									 Biblia de Jerusalén (1976) Biblia de Jerusalén (1976)
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									11
									 
									 
									|Jeremías 31:11|
									Porque ha rescatado Yahveh a Jacob, y le ha redimido de la mano de otro más fuerte. 									
     
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									12
									 
									 
									|Jeremías 31:12|
									Vendrán y darán hurras en la cima de Sión y acudirán al regalo de Yahveh: al grano, al mosto, y al aceite virgen, a las crías de ovejas y de vacas, y será su alma como huerto empapado, no volverán a estar ya macilentos. 									
     
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									13
									 
									 
									|Jeremías 31:13|
									Entonces se alegrará la doncella en el baile, los mozos y los viejos juntos, y cambiaré su duelo en regocijo, y les consolaré y alegraré de su tristeza; 									
     
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									14
									 
									 
									|Jeremías 31:14|
									empaparé el alma de los sacerdotes de grasa, y mi pueblo de mi regalo se hartará - oráculo de Yahveh -.									
     
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									15
									 
									 
									|Jeremías 31:15|
									Así dice Yahveh: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo. Raquel que llora por sus hijos, que rehúsa consolarse - por sus hijos - porque no existen. 									
     
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									16
									 
									 
									|Jeremías 31:16|
									Así dice Yahveh: Reprime tu voz del lloro y tus ojos del llanto, porque hay paga para tu trabajo - oráculo de Yahveh -: volverán de tierra hostil, 									
     
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									17
									 
									 
									|Jeremías 31:17|
									y hay esperanza para tu futuro - oráculo de Yahveh -: volverán los hijos a su territorio. 									
     
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									18
									 
									 
									|Jeremías 31:18|
									Bien he oído a Efraím lamentarse: «Me corregiste y corregido fui, cual becerro no domado. Hazme volver y volveré, pues tú, Yahveh, eres mi Dios. 									
     
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									19
									 
									 
									|Jeremías 31:19|
									Porque luego de desviarme, me arrepiento, y luego de darme cuenta, me golpeo el pecho, me avergüenzo y me confundo luego, porque aguanto el oprobio de mi mocedad.»									
     
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									20
									 
									 
									|Jeremías 31:20|
									¿Es un hijo tan caro para mí Efraím, o niño tan mimado, que tras haberme dado tanto que hablar, tenga que recordarlo todavía? Pues, en efecto, se han conmovido mis entrañas por él; ternura hacia él no ha de faltarme - oráculo de Yahveh -.									
     
 
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